sábado, 28 de noviembre de 2009

FRASE FAVORITA


¡LA MUERTE NOS RECUERDA DRASTICAMENTE LO QUE SIGNIFICA ESTAR VIVOS!

La Mariposa Asesina

LA MARIPOSA

el Sábado, 29 de noviembre de 2008 a las 15:07

Yo confieso

A la víspera de mi cumpleaños el siete de mayo de mil novecientos noventa, abrí los ojos, y me estremecí. Se encontraba ella frente a mi, era (in) explicable su presencia o ausencia, sus ojos eran oscuros y sus alas, ¡si, sus alas!, expandidas hacían una magnifica figura. Era una mariposa, alcé mi vista, divisé por la ventana la ciudad impasible. Salté de la cama, vi mi reflejo en el espejo, lucía esperpento. Me refresqué con agua el rostro, y aún permanecía clarividente.

Volví a mirarla y la contemplé por unos minutos, ella me miró con poco entusiasmo, impávida ante mi sorpresa, ante mi falta de entendimiento del porqué ella había entrado sin pedir permiso, sin avisar. Al cabo de unos minutos, desapareció.

La busqué infructuosamente, volteé todos los muebles de la habitación y siguió escondida. Había decidido días antes ponerle un nombre; “Rebeca”. Pero ella a pesar de mi insistencia nunca respondía a mi llamado. ¿Será que no le gustaba el nombre? Me di por vencido.

Los pajarillos que se asomaban por la ventana me despertaron al día siguiente. Estuve atento de inmediato pensando que era Rebeca quien me cantaba al oído. Me decepcioné mucho al no verla. Lloré un poco, desconsolado. Sentí una vez más la soledad.

La tarde de un día después volví a verla, posaba sobre uno de los costados de una mesa de donde se sostenía mi computador, obsoleto pero, lo suficientemente útil como para conectarme a un mundo exterior desconocido. Recuerdo que la saludé feliz, y sus palabras estaban plagadas de una acritud que me convirtió desde ese instante en un nihilista de por vida. La odié con dedicación y juré asesinarla en cuanto pudiera acecharla y hacerla mi victima.

Tal vez me oyó el juramento aquella tarde veraniega, tres años contados habían pasado y ella jamás había regresado. Me enseñó que la vida te regala una oportunidad, única oportunidad, por esa razón debí matarla cuando pude. Ahora ya no se encontraba y nada yo podía hacer.

El frío invadió mi espacio, me confundió con los esquimales y trató de apoderarse de toda mi materia. Mil gritos que escuchaba silente, cien golpes que soporté apacible, diez heridas que escondí entre mis más grandes temores de ser descubierto. No puedo descifrar veinticinco años después por quién callé tanta atención violenta desmedida por parte de quienes alguna vez ostentaron el titulo de padres.

Las monjas de aquel convento aburrido y nefasto dónde mis progenitores me abandonaron, me expulsaron cuando demostré haber sido educado para convertirme en una persona capaz de realizar los actos más soeces. Muy lejos de todos mis maestros del arte macabro, pude acrecentar mis revoluciones internas, que se pasearon externamente en cada una de las aventuras crueles que logré alcanzar con el más acertado de los atinos.

Cada una de las mujeres que enamoré a mi paso, fueron las replicas obligadas de mis mariposas de infancia. Sumé siete en total, mi edad para cuando encontré a la otrora oruga transformada, aquella que me enseñó más que cualquier infame casa de aprendizaje. Aprendí con ella que la soledad era mi aliada para alimentar mis grandes recovecos carentes de amor. Palabra desterrada de mi existencia atribulada. Jamás recularé de mis actos, hoy a cinco meses de estar apresado, seguro me encuentro de lo que cometí. Yo, Vicente Márquez, de lo que me acusan, me declaro confeso. Una vez, hace mucho tiempo, hice una promesa, quizá no pude cumplirla del todo, pero me satisfizo la idea de que ellas, aunque no tuvieran alas, hayan sufrido lo que aquella mariposa bella y perversa me hizo padecer.

"DE CUÁNDO HICIMOS EL AMOR IMAGINARIAMENTE..."


"DE CUÁNDO HICIMOS EL AMOR IMAGINARIAMENTE, Y DE CÓMO AHORA ESTOY INVENTANDOME UNA NUEVA VIDA..."

El prólogo.

Como si yo pudiera decidir mi destino, tomé un arma corta, la apunté a mi cabeza justamente en la sien, y jalé el gatillo. Me disparé, todo se tiñó de rojo, mis ojos ámbar se convirtieron en blancos, en nada. Como ese maldito instante en la que juzgaste a conveniencia tu partida. Te culpo de mi muerte.

Al principio del Invierno.

Me apresuré un poco al ver la hora que marcaban las agujillas de mi reloj, no debía llegar tarde a la cita, esa que había esperado durante tanto tiempo. Una vez encontrados, pude observar esa sonrisa cómplice que te indica el paso a seguir. Yacidos en la cama después del frenesí consumado, me hice creer que gozaba cual integrante vip del “paraíso”.

Una pieza, dos, tres, ya no había más pizza, tu preferida, de champiñones con placer. Trun, trun, trun… fueron los sonidos de tantos golpes, como abofeteado por esa mujer alta y ruda que te llama imperiosa a surcar lejos de tus fantasías. Decidí caminar entonces para despejarme de ti, para despojarme de tus espíritus, que me hundían en el holocausto.

De pronto, aún húmedo por las gotas de agua estrelladas contra mi rostro, sentí el vacío que me dibujaste al otro lado del espejo frente a nuestro nido de adonis amantes. No lloré; ni tu nefasta huida pudo domarme. Lo que si mi orgullo me permite vocear fue ese calor a olvido, con el cual me di de nockouts las cuarenta y siete noches contadas hasta este mediado de mes inicial que promete tanto, que de seguro blasfema.

Meses después en Primavera.

En la tarde siguiente, me dirigí a la plaza donde se apostan los mercaderes, y tomé una fruta en un puesto que decía en un papel de cartón, pequeño y sucio: “cinco bolívares fuertes por manzana” la misma vieja decrépita que me la vendió, con ínfulas de escritora de cuentos de hadas, me dijo antes de retirarme “no te confíes, hasta en lo mas bello reside el pecado”.

Te reseño a manera de confidencia, que este nuevo “tú”, es realmente tormentoso. Que si quiere, que si no. Que si le conmuevo, que si le provoco honestidad. Que si nunca, que si para siempre.

Compré un boleto en la primera estación de tren a una provincia llena de turistas, como escabullendo de mi mismo, pensé que al igual que todos quienes me rodeaban, iba disfrazado, como salvaje en medio de la raída sociedad que integro, como uno mas, como uno menos que se conoce, como todos los demás.

Una vez en esa isla de montañas heladas, la encontré como en oportunidades anteriores: melancólica, sola, olvidada y tan recordada. Cuando transitaba hacia ese destino, fotografié tanto sus parajes, que los rollos para revelar pesaban un poco más que las remembranzas de tu hiel en mis petacas.

Eres exactamente igual a ese clima: frío, pendenciero, provocador, incitante y gélido. No tú, el otro. Aunque ni a millas pude negarte y negárselos, los tequieros, aquellos que esparcí y de regreso encontré desaparecidos, como por miles de nightingladies que confabularon para despistarme, pero no lo lograron, regresé. Regresé a ti, a esta enorme y putrefacta Caracas, de la cual tanto me he enamorado; “no de ti vale, de ella.”

Pude entender que a mi corazón le gustan los dúos. Me irrité, vituperé de él hasta pretender arrancármelo, como si tuviera culpas, como si danzara por mí, como si no fuera yo el indecente. Luego de los jolgorios precedidos de nuestras platicas apasionadas y obscenas, redimí mis conceptos soeces hacia ti, cuando rememoré con dulce picardía, la vez que hicimos el amor, incesantes, sin contacto de nuestros cuerpos y con la conexión de nuestras almas, fue sin restricciones de todo lo contado, lo mas alocado y lo mas excitante.

Al igual que los ríos que fluyen, yo reduje mis ideas a una sola, después de no hallarte a ti, de no encontrar de su parte un “si” con olor a volcanes en reposo, sabor a calles recorridas, dicté el veredicto: reinventarme.

Es que acaso no tengo ya una historia propia, no me la acreditaron al ver la luz, no es así como debí aprenderlo en clases de Biología. ¡Qué aburrido! Prosigo con lo más interesante; en una de estas noches, la hice mía, la tomé por los cabellos, la forcé a ser mi esclava, la arrodillé ante sus míseras suplicas, le aconsejé de forma irónica no contraerse - así le dolería mas - la tiré contra el suelo, tomé mis extremidades y las profundicé en ella, después de cinco alaridos inútiles, conseguí adentrarme, hasta que el sudor se evaporizó. Fue el día en el cual la muerte hizo el amor con la lujuria.

Los vecinos debieron ser testigos de mi asesinato, de cómo maté mi identidad. A la mañana siguiente nadie me miraba a los ojos, o estaba tan absorto que hice caso omiso de sus miradas escrutadoras. Por eso no dejo de culparte de mi suicidio, es lo favorable de estar vivo, puedo condenarte de lo que hiciste. Ilustremente en esa circunstancia claudicada por la inocencia sonó el teléfono, mi madre al otro lado de la bocina exclamaba por enésima vez la siguiente frase: “he dichote que no entregues el corazón, sacrifícalo a quien le merece, y no olvides nunca que nadie fallece a causa de mal de amor”.

No se me permite construir sobre lo destruido. Entre tantos bosques, parece que tú eres el único árbol que das sombra, que cobijas, y según solo soy yo quien lo ve. Empero, desde los recienconocidos hasta los del puerto, tienen razón, afecto sin querer lo que deseo amar, y lo desdeñable es que así también lo crees tú. Es insoslayablemente esta marejada la que me sucumbe ante lo temido, ante lo que con recelo detestaba saber que me aguardaba, y es no suscribirte a esta segunda guerra, donde ni tú, ni él, ni ella, existan.

Hoy por hoy en el Verano.

Cuántos años quedarán, con cuántos anillos me casaré, con cuántas promesas me toparé, con cuantos “tús” saldré, con cuántos closets me tropezaré. En esta novedad vital, no me dedicaré a pensar si tú, aunque padeciendo de amnesia general, podrás o no desterrar mi nombre de tus memorias, tampoco vacilaré en la idea de si aquel vendrá o no a mi, de si lo decidirá, porque harto suficiente he reculado en si me extraña o no, en si me añora o no.

El gato que insistentemente maúlla, el frío que baja de la montaña, si sentiré predilección por el negro o el blanco, la cola de vehículos incrustados en las autopistas que sublevan a esta añejada población de techos rojos, el peso de las mancuernas, que si la guitarra suena, el costo de los Alexanders en el nuevo recinto de locas, que si también habrá salido de la misma placenta, que cuánto durará el amor y si dolerá tanto el próximo olvido, de esto y otras tantas cosas haré como mis oficios, mis artes, mis tareas cotidianas y mis placeres en mi nueva vida.

Y, ¿tú qué serás? ¿Acaso serás el Otoño?

Juan Eduardo Salazar. Ccs; 15-01-09

Hice con tu nombre un fetiche; ¡para repetirlo cada día.

Tú... si que tus nombres se volvieron proverbios, los mismos que me recuerdan el sinsabor de la sentencia. la que intento ahora con premura sacar de mi mente por segundos, que me dejen respirar, que me dejen vivir. Yazco en el purgatorio de mis pesares, de mis pedimentos, de los homicidios frustrados a mis quereres.

Reculo sobre como escribirle a los cardenales, a los santísimos, implorándoles el perdón de mis culpas, y se absuelva mi alma de la pena. Tú, que eres cardenal fausto, de vida, excúsame y devuélveme a la existencia, aunque llena de vicisitudes, pero igual de mis días.

Si las aguas pudieran correr al sentido contrario de la corriente, si los aires hicieran cesar las llamas y no las elevaran, si tu y yo… volví con mis “si” inconclusos, llenos de martirio, de dolor, de angustias.

He aquí la jungla, donde el salvajismo del amor me acorrala, y se empecina en volverme nada.

No permitas que se vuelvan amarillas las páginas del libro de nuestras vidas, haz de lo efímero un plagio de lo perpetuo y conviértenos en maestros de instantes eternos.

te contare lo que yo siempre he deseado que seas, aun en el acabose de este idilio; el ave que vuela, la luna llena, el susurro del silencio, el secreto de lo contado, la manta que arrope lo helado, la sustancia de la verdad, la ganancia de la mentira.

jure hacer de tus manos un poema, de tus ojos una cancion, de tu cuerpo entero una epopeya. todo lo logre, y se desvanecio. solo me quedo en el jeans un fetiche, una aficcion hacia todo lo que tu nombre lleve impreso, por mas que he intentado deslastrarme de lo concebido por tu grandeza, la omnipotencia de tus tatuajes en mi piel, de lo amado, de lo querido, de lo deseado, pudo, no se contuvo y logro quedarse.

cuando despierto del ensueño y se que solo eres un suspiro de mi imaginación perversa, cuando descubro que no puedo ser el asesino de mis propios sentimientos, cuando me rebelo contra lo que yo mismo cree sin causa, cuando se que aunque el viento, según la canción, serás para mi, y no es así… decaigo, como las aguas del santo ángel entre tanta inmensidad, choco contra mis propios desatinos y como el fénix renazco en la esperanza de verte, de olerte, de seguir queriéndote.

He allí, en ese momento memorable donde entiendo que serás mi mayor anhelo, mi mas maquiavélico deseo, mi amor utópico, mi meta por alcanzar, mi sueño por cumplir, la octava estrella del cielo, el tren de las diez, la ilusión del mañana… te tendré en mi ceño, fruncido por tu recuerdo, para repetirte cotidianamente, extasiándome en lo que fue, en lo que pudo ser, en lo que solo tu, sin esperarlo, puedas entregarme.

Ya de mi, todo lo que he podido, te he entregado, mi alma lleva tus iniciales grabadas, mi espíritu enarbola una bandera con tu faz, mi cuerpo se estremece con el sonido de tu voz, yo completamente te regalo mis días del calendario, mis sucursales del triunfo, mi baúl de los secretos, mis entrañadas pasiones, mi corazón que ahora se confunde con las llaves que cargas en tu bolsillo.

hoy, con este frío de enero, insisto en que te deseo con frenesí encantado... mientras que tu con los crepúsculos derribas los epitafios de mi desamor, colmándose este sentir con la distancia de más vida...tu sigue recorriendo con atino el sendero de tu existencia… y sigue brillando para todos quienes te rodeamos: aunque mañana no me veas, sigue sonriendo, yo estaré viéndote en silencio, con asertivo mimetismo, amándote, y siendo feliz por esa mirada, por esa sonrisa que minuto a minuto me enamora.


Juan Eduardo Salazar. Ccs; 18-12-2008

"Como balones de Basket"

CRONICAS: "COMO BALONES DE BASKET" (LA VISA)Compartir
el viernes, 09 de enero de 2009 a las 5:37
CRONICAS DE CIUDAD


A diario escuchamos decir a los venezolanos lo difícil que es en nuestro país, obtener algún documento legal: una partida de nacimiento, la cedula de identidad, la licencia de conducir, el pasaporte y, un etcétera de requisitos sociales, jurídicos y constitucionales, los cuales son una odisea para, tal como lo llamamos, estar en regla.

Definitivamente quien crea que sacar los documentos anteriores, es tarea difícil, se puede suponer que nunca ha pisado la embajada Americana, en pro de obtener la VISA. Uno de los eventos mas recalcitrantes frente a la dignidad y bochornoso ante quienes somos nacionalistas.

VILIPENDIO CONTRA LA MORAL…

No solo se trata de colas, de depositar 40, 50, 130 dólares para tener la primera planilla, camino a la VISA, sino una serie de requerimientos, los cuales dificultan el melodramático trecho. Un vilipendio contra la moral de muchos, sobretodo a aquellos que después de tanto proceder, reciben una negativa como respuesta.

Cuando entré a la Embajada Norteamericana, sentí de pronto el cambio de postura de hombros, el vestir y hasta la entonación de la voz de los que allí se encontraban, si de cualidades se trata, el respeto, la pulcritud, el orden y la seguridad caracterizan este recinto diplomático ubicado en Valle Arriba acá en Caracas, en representación de las autoridades estatales de Estados Unidos.


¿BUSQUEDA DE UNA MEJOR VIDA?

Ahora bien, no es menos cierto que la tensión ante lo que creen tantos hispanos queriendo huir hacia los Miamis en búsqueda de una mejor vida, crea menoscabo en la integridad de los presentes, en lo moral, es realmente una guerra entre quedarse o retirarse. Pero inevitablemente es allá, en el norte, donde existe lo que muchos buscamos y no precisamente como lugar de residencia, en el caso de algunos presentes era estudiar inglés, razones de salud, en mi caso visitar e ir de compras.

Las preguntas en la entrevista se vuelven insoportables, son desmesuradas y, en ocasiones irritantes. Que si los padres, que si las cuentas, que si los bienes, que si cuántos viajes y hacia dónde has ido, una interrogación que busca, decir “no” de antemano. Hasta ayer no ocurría pero las políticas del país norteño han cambiado notablemente. Para ellos los jóvenes son una amenaza en potencia, por aquello del rango que le otorga la soltería, la falta de una cantidad de bienes y otras tantas razones por las cuales nos obstaculizan el camino.

REALIDAD…

La realidad se vuelve eminentemente cruda cuando nos percatamos de sus fatuos pero muy concretos factores por los cuales nos rebotan como balones de caucho, rellenos de aire, de aquí hacia allá, como disculpándonos ante lo que no hemos hecho, como plestecía a quienes por tantos años sobre nuestras costas se han beneficiado. Y como balones de Basket, para ironizar uno de los deportes preferidos del público estadounidense, debería ser a lo latino “como pelotas de béisbol”:

Es ineludible decir que, se vuelve repulsivo para algunos la experiencia de solicitar la VISA AMERICANA, para otros, más esperanzadores - algún día se podrá viajar para esa nación con libre albedrío- Esperemos que sea cuando ya no seamos una amenaza sino por el contrario lo que somos realmente: meros vecinos y ciudadanos del mundo.

Juan Eduardo Salazar

VOLUNTA - D (RIOS)



VOLUNTA – D – (RIOS)

el Sábado, 08 de noviembre de 2008 a las 20:37

Érase una vez tú y yo. Campanas de iglesias oíamos sutilmente. Realmente éramos tú y yo. Recordar el río de nuestro sudor provocado por el éxtasis, acompañado de aquella marejada de pasión que nos recorrió hasta el final del caudal del deseo cumplido, el frenesí encantado. Ese tuntuneo extraño, es parte de nuestros corazones conectados, por una aún más desconocida idea de la esencia de ambos fusionada, cual maté, aromatizando nuestros aires, de divos, de musos, de amantes.

El tiempo me abraza, la vida me ahoga, la esperanza me toma de la mano y me levanta y, tú allí a mi vera. Las partituras de una música, compuestas a la perfección, atinan al beneplácito del oído, por una causa. La causa justa de la humanidad: halagar, complacer, hidalguía de los hombres. Aquella algarabía, esa señora que apabulla, que lamenta, que grita. ¡Qué, ques, queso! Ese ensimismamiento que encuartela la cordura, la corre, la ciega, la amordaza… lamentos empedernidos de quienes la sufrimos.

Fustigados exclamamos; porqués sin voces, sin asientos, sin ecos. La simpleza de las respuestas encontradas en nuestras propias manos, aquellas que te apresuras en aprender a comprender, líneas que aguzadas en su esmero predicen, explican. Apremias en que yo también acompañe tu faena. Silencioso, sin pretextos, resignado bienaventurado permanezco a tu lado.

Alabanzas apocalípticas de una ruptura que se avecinan pero tienen miedo de nuestro amor: Y huyen despavoridas. Secreto en un baúl, aquel que se esconde bajo las mantas de nuestras almas: que enseña, que aconseja. Existen la fantasía y la realidad, la voluntad nos hará mezclarlas impregnadas de nuestros dos nombres y, selladas con nuestros besos, nuestros suspiros, jadeos y emociones.

Con la remembranza perenne en los chocolates de los que está hecho tu cuerpo. Seamos participes de nuestro propio juego, dibujemos nuestras sonrisas y, adivinemos encantados lo que esconden nuestras líneas, tus ojos, mi cabello, tu boca, mi sexo.

QUISE HACERME DE TU NOMBRE ANALFABETA, Y ¡NO LO LOGRE!

YO QUISE TANTO, QUISE BORRAR TU NOMBRE DE LA FAZ DE MIS MEMORIAS, ADORE POR UN INSTANTE EL NIHILISMO Y ME HICE SU PARTICIPE, QUERIENDO ESCABULLIRME ENTRE TUS SOMBRAS Y OLVIDARTE... DEJARTE A UN PASADO, EL CUAL EN EL MAÑANA RECORDARA COMO LEJANO Y FRIO, PERO LA CALIDEZ DE TUS RECUERDOS ME ARROPARON Y SE APODERARON DE TODO LO QUE REPRESENTA LA MATERIA DE MI CUERPO.

SI QUE SABES QUEDARTE, SI QUE SABES SER... IMPLORE A LOS UNIVERSOS EXORCISARME DE TUS CORTESIAS, Y ALLI ENCONTRE MIS CAMPOS DESTENDIDOS ANHELANDO TU PARTIDA, NO SE PERCATARON MIS INSTINTOS DE TU REGRESO INDOMITO, LUCIDO Y TE CONGELASTE AQUI DENTRO DE MI ALMA, PERPETUANDOTE EN UN SUSPIRO.

CUANTO QUISE HACERME DE TI, CUANTAS CAMAS ME INVENTE, CUANTOS COMETAS ME CREE SURCANDO POR LOS CIELOS, CON TUS MIRADAS DISTANTES, CON TUS SONRISAS CONFABULADAS CON LAS DE ANTES. SI QUE SUPE JURARLE A LOS DIOSES ADORARTE, SI QUE ME SORPRENDI DE TI CON LA ESCLAVITUD, NUNCA DE MARTIRES, SIEMPRE DE REYES. CON TUS PASOS CERTEROS, CON TUS PALABRAS JUSTAS, CON TUS ESCRITOS ATINADOS, CONTIGO QUE REPRESENTAS LA ACRITUD, LA BONDAD, LA CONDENA Y LA BENDICION.

Y TU, SI QUE SUPISTE SER NADA... Y LA VEZ LO FUISTE TODO, ERES TANTO. CAMINE, ME DISTRAJE Y ME ACORDE DE TI, EN UNA MONEDA, CON LA CARA, CON EL SELLO, CON TUS NUNCA DADOS BESOS, CON TUS LABIOS PRONUNCIANDO A OTRAS FIGURAS TUS TE QUIEROS. TUVE QUE DIBUJARTE EN EL ROSTRO DE OTROS, DEBI PENSAR EN LAS CURIOSIDADES DE OSOS, Y ALLI QUEDASTE ERIGIDO FRENTE A LA MAR DE MIS ARREBATOS, DESAFIANDO MIS DESEOS, ADUEÑANDOTE DE ELLOS.

REMEMORE EL INSTANTE ILUSTRE EN EL QUE VI TU MIRADA, LA CIRCUNSTANCIA ADMIRADA EN LA QUE TE DECLARE MI AMOR, LA VEZ EXCELENTISIMA EN LAS QUE OI TUS PALABRAS, EL MOMENTO CUMBRE DONDE SENTI EL TUNTUNEO QUE LE PROVOCAS A MI CORAZON CUANDO NUESTROS CUERPOS SE SEPARAN A MEDIO METRO. PASARON MIL TORMENTAS, SE INUNDARON MIL VALLES, SE ESCUCHO LA ERUPCION DE MIL VOLCANES, Y QUEDASTE TU.

LAS BESTIAS QUE ME PERSIGUEN, LOS FANTASMAS QUE ME ACECHAN, TU ESENCIA QUE ME DESPAVORIZA Y CON ELLA MI ALTER EGO CELEBRA. TE CONFIESO QUE EN LA HORCA DE MIS SENTIMIENTOS MUERTOS, DESEE OLVIDAR TUS OJOS DE NOCHE, TU BOCA DE LUJURIA, TU MASCARA PERFECTA, Y DE PRONTO TU PRESENCIA FANTASIOSA ME ABOFETEO Y RESUCITASTE TODO LO FALLECIDO.

DECIDI, EN ESTA OCASION SIN APRESURAMIENTOS EXTRAÑARTE SIN DECORO, DESEARTE SIN COMPLACENCIA, QUIERO SER ESE SUSURRO QUE TE SOPLE TUS VELAS, QUIERO SER LA NIEVE QUE NUNCA LLEGA, QUIERO SER EL SOL QUE SIEMPRE SALE, QUIERO SER LA FLOR QUE ADMIRES AL PASAR, QUIERO SER EL ESCARMIENTO QUE TOMES AL CAER, QUIERO SER EL SUEÑO QUE SIEMPRE TENGAS, QUIERO SER LA META QUE DESEAS ALCANZAR, QUIERO MECERTE LA SILLA CUANDO YA NO PUEDAS CAMINAR, QUIERO SER LA LUZ QUE TE GUIE EN LA OSCURIDAD, QUIERO SER ENTRE OTRAS COSAS, TU YO ESCONDIDO.

POR EL VIENTO QUE ES EXQUISITO, QUE OSA SIN CONSENTIMIENTOS, QUISIERA ANDAR POR LOS SENDEROS, POR TUS MONTES, POR TUS MONTAÑAS, Y CON MIS RAMAS DEGUSTAR EL MELOCOTON DE COLOR Y SABOR QUE ME IMAGINO SABE TU PIEL, SOBRARIA Y BASTARIA POR SUCEDERTE ENTERO MIENTRAS SE PIERDE EL INFINITO DE TUS OJOS Y LOS MIOS... EN TUS HORIZONTES EXTRAVIARNOS Y JAMAS SER ENCONTRADOS.

ALLI EN TU LECHO, NO DE MUERTE, SINO DE PROSPERA VIDA, TE VENERO LA RECUPERACION DE TUS HERIDAS, PROVOCADAS POR LAS MANOS DE QUIENES QUIERAN LOGRAR TU MEJORIA, CON ESPERANZAS ANONIMAS DE VOLVERTE A VER, CON LAS ILUSIONES ABSORTAS DE REALIDAD DE PODERTE BESAR, CON LA UNICA IDEA CONSOLIDADA DE RECUPERARME DE ESTE FLAGELO QUE ME QUEMA CON TU SONRISA SALVADORA.

AQUI ESTOY, PORQUE DE TI NO PUDE ZAFARME, SIN RUIDOS, SIN QUE NADIE ME ESCRUTE, SIN QUE TU ME SORPRENDAS, DESAFIANDO LAS REGLAS, NO AMILANANDOME ANTE LA PROMESA QUE TE HICE, PORQUE NI ELLA PUDO, NI TU SILENCIO LO LOGRO, NI ME EMPEÑO LO CONQUISTO. PERMANEZCO, IMPLORANDO AUN AL DIOS SUPREMO PODER CONSECHAR MI ENAMORAMIENTO, DEL CUAL SABES EXISTO EN VILIPENDIO, DE LO QUE ME CONVENCE, DE LO QUE TE HE CONTADO, DE LO QUE TU ADORMECIDO PUDISTE PENSAR EN ALGUN MOMENTO, DE LO QUE AHORA CUANDO DESPIERTAS RE-DESCUBRES, DESCONOZCO SI CON ALEGRIA, PERO GRACIAS A MI CORAZON Y SU ESMERO, MI VALENTIA, MI NUNCA DESAPARECIDA COMPLICIDAD ANTE EL SECRETO, ANTE LO QUE SIENTO, ANTE LO QUE ENARBORO COMO MAXIMO QUERER QUE HA PODIDO SENTIR MI ALMA, MI CUERPO, MI ESPIRITU.

NO NECESITO DECIRTE QUIEN SOY, AHORA SOLO SONRIO, UN POCO INUNDADAS MIS PUPILAS, CREYENDO QUE YA A ESTAS ALTURAS CON SOLO MIS VERTEBRAS PLASMADAS, DE ESTE REMITENTE RECONOCES.

FINALIZO CON UN VIGESIMO, COMO TUS AÑOS QUE YA SUMARAN OTRO, ¡TE AMO!

JUAN EDUARDO SALAZAR
CCS: 10/12/08